sábado, 14 de marzo de 2009

Entrevista con CHARLES CORREA Arquitecto

"Para los japoneses, el Monte Fuji es sagrado; para los suizos, el Montblanc es sólo una montaña muy alta. Esa diferencia tiene una importancia decisiva en su forma de vivir".

El arquitecto indio Charles Correa (Hyderabad, 1930) ha estado en Madrid para presentar su libro Un lugar a la sombra (Fundación Caja de Arquitectos). En él analiza la importancia de lo sagrado en la arquitectura. "Lo sagrado es profundizar en algo. Pararse a pensar. Antes los arquitectos conocían cada centímetro de sus obras. Hoy hemos reducido la arquitectura a subir a un avión y hacer un croquis. Construir se convierte en algo compulsivo si uno no analiza por qué dibuja cada línea". Él mismo ha trabajado en EE UU y Portugal. "No quisiera parecer nostálgico. Creo que la arquitectura gana si Foster construye 90 edificios en una década. Porque el 90% de los arquitectos construye peor que él. Pero me pregunto qué gana Foster. Con la concentración de decisiones arquitectónicas en pocas manos, la sociedad pierde posibilidades de encontrar soluciones distintas".


¿Cómo manejar 10 millones de personas, el 60% de la población de Bombay, viviendo en condiciones infrahumanas? "Forzando varios centros. Si la gente sigue llegando a partes distintas de una misma ciudad descentralizada, la ciudad funcionará como una suma de ciudades. India tiene muchas grandes ciudades y las ciudades, varios centros. Eso las convierte en lugares para la esperanza". ¿Qué esperanza? "La ciudad es el lugar donde todos hemos ido para encontrar otra vida. En las ciudades indias la gente viaja en autobuses que imitan los de Londres. En ellos coinciden la persona que lava los pies y el prestamista. Provienen de estratos sociales distintos. En un pueblo jamás llegarían a hablar. Pero en el autobús urbano se tienen que sentar uno al lado del otro. Gandhi intentó abolir el sistema de castas y el autobús urbano, sin objetivo político, lo ha conseguido".

Lo superfluo, "Es una manera de celebrar la vida. Juzgar la moda como un asunto moral es un error". Pero al anhelo humano por la sorpresa contrapone saber dónde colocarla: "Si le preparo un curry no le gustará llevarse a la boca una cuchilla de afeitar. Muchas de las sorpresas actuales consisten en hacer edificios que parece que se caen. ¿Cómo levantar un edificio deconstruido en Beirut, donde sufren bombardeos continuos? Sería obsceno", añade. Cree que los arquitectos se están metiendo en lugares que "no nos pertenecen": "El día que veamos a un ingeniero diseñando un puente por el que la gente parece caerse ¿qué pensaremos? Que la profesión está enferma. La locura puede funcionar en literatura, pero los ingenieros, arquitectos y médicos debemos actuar".

Fuente: elpaís.com

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