El más original, sin duda, es el proyecto de Antoine Grumbach, que pretende crear un eje que enlace París, Ruán y El Havre. Así, la capital francesa se extendería hasta el mar. "Las vías navegables son las menos contaminantes".
El británico Richard Rogers insiste en la necesidad de equilibrar "los barrios pobres y los ricos". El arquitecto ha concebido un Gran París cosido por tranvías de modo que de aquí a diez años el habitante de esta ciudad pueda aparcar definitivamente el coche. También ha diseñado jardines en la superficie ahora inútil que ofrecen los techos y azoteas de las casas de millones de habitantes.
Otro arquitecto francés, Christian de Portzamparc, ha decidido encarar uno de los principales problemas de la periferia parisiense: todo pasa y ocurre en el centro de París. Para ello ha concebido una enorme estación de trenes en la localidad de Aubervilliers, a la que llegarán los trenes procedentes de Bruselas, Londres y Francfort. Para que la periferia bascule y se mueva de manera independiente del centro, el equipo de este arquitecto propone un metro aéreo que circulará paralelo al Periférico (autovía que rodea París).
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