A Santiago Calatrava le gusta comparar su nueva estación de tren en Lieja (Bélgica) con una catedral gótica. Según él, es la reinterpretación de la herencia del siglo XIX, cuando “las máquinas a vapor exigían grandes volúmenes” para no asfixiar a la gente. Su nuevo templo se inaugura mañana y pretende ser un “descanso” en “la rutina cotidiana”, declaró recientemente a la prensa belga. Tiene unas medidas acordes con su inspiración: 32.000 metros cuadrados de superficie cubierta, 10.000 toneladas de esqueleto metálico de acero y una bóveda de vidrio y hormigón de 40 metros de altura.
La estación no tiene fachadas claras y en su dibujo se han evitado las líneas rectas. Así, el autor ha querido trasladar la sensación de inmediatez y movimiento propias de una estación en constante conexión con París, Bruselas y Colonia.
“Calatrava no ha pensado en la durabilidad del hormigón, que en algunas partes ya se ha gastado desde que comenzó a construirse“, asegura a Público Veronica Cremasco, arquitecta y diputada verde en la región valona. “Es una obra de arte contemporánea, pero no está preparada para la lluvia belga, no tiene un sistema de filtrado adecuado y la gestión de la energía no tiene en cuenta el desarrollo sostenible”.
Fuente: http://www.fundacionsuma.org/blog/?paged=3
“Calatrava no ha pensado en la durabilidad del hormigón, que en algunas partes ya se ha gastado desde que comenzó a construirse“, asegura a Público Veronica Cremasco, arquitecta y diputada verde en la región valona. “Es una obra de arte contemporánea, pero no está preparada para la lluvia belga, no tiene un sistema de filtrado adecuado y la gestión de la energía no tiene en cuenta el desarrollo sostenible”.
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